Carteles

Esta foto me la mandó Tomás, el rotulista, antes de traerme los carteles a casa.

Hablé con él varias veces para pedirle lo que quería y él me decía que me saldría mucho más barato en vinilo. Pero yo llevaba meses buscando un rotulista “de pintura” en Madrid. Había visto bastantes restaurantes y bares que tenían las ventanas pintadas y siempre que preguntaba me decían que lo había hecho Thomas, pero que no tenían su número. Buscando a un Thomas rotulista encontré a Tomás. Ahora ya tengo el número de los dos. No sé nada de cómo Thomas aprendió el oficio pero Tomás lo aprendió de joven, cuando todavía se hacían así.

Siempre he querido tener cosas que decir que se puedan poner en un cartel. Cosas muy claras. He hecho carteles antes pero pensé que ahora, finalmente con los sanwiches, iba a llegar a ese momento perfecto en el que “what you see, is what you get” y está todo bien. El problema es que, aunque he querido hacer una versión autóctona de los sanwiches, me sigue gustando más la mezcla de mantequilla de almendras con plátano.

 

 

 

 

 

HANAMI, cuando los japoneses miran las flores de cerezo y lo celebran comiendo y bebiendo

Primero pensé hacer la invitación al huerto para que los amigos vinieran, con semillas en su interior, a pasar un día comiendo y hablando y ojalá dejando allá las semillas, que luego en primavera quizás germinarían y crecerían, y el huerto se convertiría en un recuerdo vivo y  productivo de aquel bonito día.

Pero el otoño pasó y no organicé nada. Pero ahora me he dado cuenta de que ya casi estamos en febrero y ¡pronto estarán los almendros en flor!

Me quedan kilos de almendras por cascar, y las cosas así se hacen mejor en compañia, y qué mejor que cascar almendras en compañia bajo los almendros en flor. Que los veamos y que nos vean. Después pueden llevarse las almendras a casa y probar a hacer la mantequilla, o si prefieren yo se las preparo.

Esto es una invitación formal, para un día de febrero, un día que haga bueno.