La semana pasa conocí a Demetria, una señora de Alojera que trabaja la penca desde ni se acuerda- dice.
Empezó haciendo esteras para secar todo tipo de frutos y cereales. Recuerda que durante los años cuarenta y cincuenta hubo mucha demanda de patacones, esteras con dos alas a los lados que se cerraban a modo de caja y que se mandaban a Tenerife destinados a la exportación de pescado salado – esto dio mucho trabajo – cuenta con un brillo en los ojos.
Raul es su marido y primo, gran aficionado a la pesca cuenta como iba ataviado con la indumentaria que le hacía su mujer con la penca: la carnadera a la cintura para llevar los cangrejos y lapas, la sereta a la espalda para meter la pesca y su caña con la punta hecha de cuerno de cabra.
Demetria es de las pocas personas que sigue trabajando la penca sin venderse a lo que los turistas demandan, por eso es una artesana valorada y querida por mantener viva una parte de la cultura gomera.