El otro fin de semana dije que yo me iba a encargar del huerto del abuelo. Así le decimos porque lo hizo él. Está bastante separado de las casas, al lado de la vía verde, en una zona que está más protegida del frío por estar un poco hundida. Tiene varias fuentes, un rosal que parece que siempre está en flor, bancales, granados, membrillos, dos naranjos buenos y uno malo, un roble, platanos, castaños, nogales, una parra sobre lo que queda de una mesa. Por la parte más baja antes plantaban verduras, después hay cañas y entre las cañas pasa un arroyo. Ahora los huertos de verduras están en la parte de atrás de las casas así que este está un poco abandonado. También está, abajo de un pino, la urna con las cenizas de mi abuela, no la esposa del abuelo que hizo el huerto, que quería que las esparciéramos por la finca, pero no pudimos abrir la urna así que la enterramos.
Dije que me iba a encargar pero que me tenían que decir primero de qué me tengo que encargar, porque yo lo veo todo bonito pero no sé cómo se mantiene. Por ejemplo, las paredes de piedra que sostienen los bancales, Chele dice que ya nadie las sabe hacer. Un rato pensé que hasta eso debía aprender. O por lo menos conseguir que él enseñase a alguien, organizar un taller. Yo ni sé reconocer si los escalones se están perdiendo, o las paredes deshaciendo. Por suerte Antonio, de la Vera, dice que por allá anda un checoslovaco que las hace perfectas y es barato.
Una de las cosas que dijeron que hay que hacer es replantar los brotes de granado que salen abajo de los granados. Salen muchas varitas y habría que sacarlas de ahí para que crezcan grandes. Mi padre quiere plantarlos porque se ven bonitos, no por negocio. De momento la cantidad de granadas que tenemos es muy grande para consumirlas todas, también las comen las gallinas y los caballos, y las abejas. Y así nos pasa con los membrillos, las almendras, los higos. Son cantidades grandes pero pequeñas, más para regalar que para vender.
Un día van a venir al huerto del abuelo amigos de todos lados. Antes de venir, van a haber pasado algunos días comiendo semillas de cosas de las zonas en las que andan. Voy a arreglar la mesa del huerto y a hacer unos panes para hacer muchos sandwiches de mantequilla de almendras y jalea de granadas, o de membrillo. Voy a construir en la parte baja algo tipo letrina, o quizás no hace falta, con unas palas puede valer. Pero por esa zona sería donde la gente podría dejar las semillas que traigan. Después, si crecen, yo las cuidaría.