About Bárbara Fluxá, Fernando Martín, José Bernal

Bárbara Fluxá (Madrid, 1974) es artista visual. Tras licenciarse en Bellas Artes por la UCM en 1998, realiza el doctorado en la University London Institute of Art. Desde entonces investiga su tesis doctoral sobre arte, memoria y paisaje en la UCM. Complementa su actividad investigadora, con la docente y trayectoria como artista visual, desde el año 2000, ha obtenido varias becas, accésit y premios. Ha expuesto su obra individualmente en instituciones públicas y privadas y ha participado en numerosas exposiciones colectivas dentro y fuera de España. Durante los últimos años viene desarrollando un proyecto artístico multidisciplinar que toma de la antropología, etnografía, ecología, sociología, arqueología, cartografía, museología, etc y que tiene como eje central el análisis de la construcción del territorio como paisaje cultural. Fernando Martín (Madrid, 1966) Licenciado en Ciencias de la Información, rama Comunicación Audiovisual. Guionista y realizador de reportajes y documentales de televisión, además de profesor de realización de documentales. José Bernal (Madrid, 1967) Agricultor biológico y escalador, cursa estudios superiores en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente dirige su proyecto propio de horticultura dinámica Finca La Mesa, en la ladera Sur de Gredos.

Audiovisual: Claros en el Bosque

Claros en el bosque. Un viaje a la trasterminancia como acción pedagógica.
Autores: Bárbara Fluxá en colaboración con Jose Bernal y Fernando Martín, y Cecilia sancho.
La Vera, Sierra de Gredos, 2012-13. Duración: 8 minutos.
Video monocanal y acciones pedagógicas.
Agradecimientos: Patricia Travieso, Colegio de Madrigal de La Vera, Cecilia Sancho y Perricac Compañía Gráfica

Pincha aquí para ver el vídeo en alta resolución

Este proyecto se compone de una obra de videocreación y acciones pedagógicas y culturales en el entorno rural de la Sierra de Gredos. Bajo la interpretación de la naturaleza como una construcción material cultural, que evoluciona con el tiempo y con los cambios socioeconómicos de la sociedad que la habita y transforma en función de sus necesidades; se nos propone un viaje a la experiencia de la “trasterminancia” en la Sierra de Gredos. Guiados por los vestigios visuales y sonoros (humanos, naturales y materiales), seguiremos los rastros del paisaje cultural del pastoreo de cabras como medio de supervivencia, practicado desde hace cientos de años en este lugar, y actualmente extinguido hace tan sólo una década gracias a nuestra “moderna sociedad del progreso”.

 

Acción pedagógica. Colegio Madrigal de La Vera

Estamos a Diciembre, han pasado tres meses desde la última vez que anduvimos por estas tierras. La sierra está nevada, y la bruma llega hasta el pueblo de Madrigal de La Vera; ¡cómo estará nuestra choza!, seguro cubierta de niebla y toda nevada, ya no habrá pastos allí arriba.

Tras haber terminado la edición de nuestro vídeo, hemos venido al colegio público de Madrigal de La Vera para mostrarselo a los chavales de la zona. A través del visionado del audiovisual y fotografías del proyecto, ponemos en cómun con ellos nuestras reflexiones sobre los antiguos usos y abandono y/o transformación de su paisaje.

Hemos presentado el trabajo a los alumnos de 5 y 6º de la ESO, eran 30 niños en total de entre 10 y 11 años y dos profesoras. La acción pedagógica fué un éxito. Entendieron y disfrutaron del vídeo, hablamos largo y tendido del medio de vida del pastoreo, de las cabras, los afinadores de campanas y del bello paisaje en desuso de la sierra de Gredos. Así que no podemos pedir más, objetivo cumplido. Os adjunto unas imágenes que espero también vean los chavales.

PD: ¡Muchas gracias a todo el Colegio de Madrigal de La Vera!, a su directora y profesores, por acogernos tan amablemente para presentar este proyecto, y sobre todo a los chicos de 5º y 6º de la ESO para su entusiasmo.

Nuestra última parada, este puesto de verano a 1500m.

Hemos llegado a uno de los puestos de verano más altos de la Garganta de la Chilla, creemos esta a unos 1500m. , quizá algo menos. Por su localización, su austera composición, y su estado de abandono es, sin duda, el puesto que más nos ha conmovido. Decidimos, entonces, tomarlo como meta de nuestro viaje.

Nuestro ficticio cabrero y su piara fantasma habitarán este evocador puesto de vivencias ancestrales.

de “sarao” en la majada de Angel

Interesados por la tradición musical folklorica del cabrero, Indalecio nos presenta a Angel, uno de sus hermanos pequeños, de origen tan genuinamente cabrero que incluso nos cuenta fue amamantado por un cabra cuando tan solo contaba con unos meses de vida, al enfermar su madre.

Aquella misma tarde, fuimos invitados a la majada de Angel para grabarle cantar y tocar la guitarra, en el poblado tiene fama de cantar como los angeles, o por lo menos la tenía, ahora cuenta con 70 años. Finalmente se organizó una reunión espontánea inolvidable, al más puro estilo cabrero. Cantaron y bailaron como lo han hecho toda la vida a los que nos unimos nosotros al caer la tarde.

“La visita era toda una institución. En ocasiones, y sobre todo en los puestos de verano, se preparaba un poquito de leche hela, para recibir a la familia del rancho vecino. Se solía ir […] por la noche. De ahí viene que la mayor parte de los cabreros canten y toquen muy bien la guitarra, a lo mejor se juntaban tres o cuatro familias y se montaban unas juergas grandísimas (9). […] Aunque tardaran una hora andando, luego venían por la noche a las tantas y montaban una juerga, o a lo mejor se quedaban y se volvían por la mañana pronto a su choza.”

(fuente cita extracto del artículo “El pastoreo de cabras y el El Raso de Candeleda” (Pilar Iturrioz, Concepción Cardoso y Pedro castellanos) en la web: http://www.joyanco.com/Candeleda/pastoreoraso.htm).

¡Muchas gracias Angel, Indalecio, Constan, Vito, y las mujeres allí presentes, por vuestro cariño y generosidad!.

Un broche final inolvidable a nuestra experiencia serrana.

(Además de las imágenes os pongo un par de audios para ilustraros.)

 

 

 

Visita al cole de El Raso

Visitamos el colegio Vetonia de El Raso, poblado de origen 100% cabrero. La creación de este colegio en el año 1932 por petición popular supuso por un lado la creación del propio poblado, y por otro, uno de los motivos del fin de la trasterminancia en la sierra de Gredos, junto a otros factores como la creación del Coto Real de Gredos en 1905 y su posterior reconversión en 1932 en Coto Nacional con la II República que agrava la situación al limitar la presencia de rebaños en los pastos altos para favorecer a la cabra montes. El poblado de El Raso está situado a los pies de la sierra. La formación del poblado se debe a un cambio de formas de vida cuyo resultado es un abandono progresivo de la ganadería tradicional trasterminante y su sustitución por otro modelo de explotación diversificada, una economía mixta agropecuaria, lo que supuso el comienzo de un proceso lento de abandono de los chozos serranos. Ocho familias que comenzaron a practicar este nuevo tipo de economía, finalmente decidieron agruparse para afrontar en común problemas derivados de la necesidad de infraestructuras y servicios, como un colegio para sus hijos.

El primer colegio del poblado fue construido piedra a piedra por los propios vecinos, que veían primordial que sus hijos estudiaran y aprendieran buscando un futuro y vida mejor. La creación del colegio y la escolarización de los niños supuso el asentamiento de las familias (Madres e hijos) en el poblado por lo que eran los cabezas de familia, los hombres, los que subían con las cabras a la sierra, ya no necesariamente por periodos tan largos de estancia.

En la puerta del cole nos encontramos con dos paisanos, Indalecio y Constancio, que amables y apasionados por nuestro interés sobre el origen del colegio y del poblado cabrero, nos contaron su historia con todo lujo de detalles. Ambos fueron criados en majadas en la sierra, junto a sus hermanos (8 y 9), hasta la adolescencia cuando hacia los años 40 bajaron al poblado a asentarse definitivamente en busca de una vida mejor.

Para más información leer texto especializado en: “El pastoreo de cabras y el El Raso de Candeleda” (Pilar Iturrioz, Concepción Cardoso y Pedro castellanos) en la web:

http://www.joyanco.com/Candeleda/pastoreoraso.htm

subiendo con Vito de nuevo

Para grabar los audios del vídeo hemos subido junto a la piara de Vito de nuevo a la sierra, muy de cerca y desde lejos, para recoger el ancestral paisaje sonoro perdido en su verdadera dimensión.

gargantas de altura

El camino de la trasterminancia se dibuja en paralelo a las gargantas de la Sierra de Gredos, no es casual, los pastores se asentaban cerca de ellas, donde recogían agua para la familia, se bañaban y bebía el ganado. Según subimos en busca de majadas vamos en paralelo a la garganta de la Chilla y otras más pequeñas. Esta sierra es agua pura en constante movimiento. A pesar de ser Agosto, y estar el Almanzor sin un copo de nieve, las gargantas llevan abundante agua, alimentadas por los manantiales internos de la montaña. Fluye el agua por todas partes aparentemente sin origen, vamos en ascensión hacia su nacimiento.

Tuvimos la suerte de ver una piara bajando a la garganta a beber, eso sí, a lo lejos como todo lo que ocurre en la montaña, muy lejos.

(pincha en la imagen para ver la galería al completo)

 

Encuentro con Vito, el cabrero

Conseguimos encontrarnos con Vito a 1.000 metros durante un descanso en una majada. Él, con más experiencia, nos había visto y oído a nosotros mucho antes que nosotros a él y su piara. Tras más de 40 años pastoreando por la Sierra de Gredos, Vito tiene la vista y el oido “hechos” para captar cualquier movimiento que ocurra en la montaña, y estamos seguros, percibe registros mucho mas pequeños y sutiles que los nuestros. Cada cabrero afina los cencerros de su piara a su gusto, con un timbre especial que hace a su piara única e inconfundible, y son capaces de distinguir cada una de sus cabras por su nombre, incluso aquellos que tienen 200 chivas.

Vito nos invitó a visitarle al día siguiente a su majada, nos enseñó su piara, cómo afinar las campanas (piquetas, cascabelas, piquete, media zumba y la zumba) y le acompañamos en su paseo diario con las cabras. Este curtido cabrero no hace trasterminancia, las cabras suben y bajan cada día. Su majada está en la sierra pasado el Raso, de tal manera que las cabras han aprendido una rutina que casi no precisa de la atención del cabrero. Por la mañana Vito abre el corral, y ellas solas salen hambrientas en busca de comida a los vecinos pastos de la sierra, siempre siguiendo el mismo camino, pasan el día comiendo arriba y al caer la noche, solas entienden que ha llegado el momento de recogerse, cuando baja el sol van asomandose a la majada, una a una, hasta llegar a las 130 cabras veratas que componen su piara.

¡Gracias Vito por tu acogida!

(pincha la imagen para ver la galería completa)

Encuentro con Vito, el cabrero

Conseguimos encontrarnos con Vito a 1.000 metros durante un descanso en una majada. Él, con más experiencia, nos había visto y oído a nosotros mucho antes que nosotros a él y su piara. Tras más de 40 años pastoreando por la Sierra de Gredos, Vito tiene la vista y el oido “hechos” para captar cualquier movimiento que ocurra en la montaña, y estamos seguros, percibe registros mucho mas pequeños y sutiles que los nuestros. Cada cabrero afina los cencerros de su piara a su gusto, con un timbre especial que hace a su piara única e inconfundible, y son capaces de distinguir cada una de sus cabras por su nombre, incluso aquellos que tienen 200 chivas.

Vito nos invitó a visitarle al día siguiente a su majada, nos enseñó su piara, cómo afinar las campanas (piquetas, cascabelas, piquete, media zumba y la zumba) y le acompañamos en su paseo diario con las cabras. Este curtido cabrero no hace trasterminancia, las cabras suben y bajan cada día. Su majada está en la sierra pasado el Raso, de tal manera que las cabras han aprendido una rutina que casi no precisa de la atención del cabrero. Por la mañana Vito abre el corral, y ellas solas salen hambrientas en busca de comida a los vecinos pastos de la sierra, siempre siguiendo el mismo camino, pasan el día comiendo arriba y al caer la noche, solas entienden que ha llegado el momento de recogerse, cuando baja el sol van asomandose a la majada, una a una, hasta llegar a las 130 cabras veratas que componen su piara.

¡Gracias Vito por tu acogida!

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piara a la vista

Tras un par de horas escuchando el sonido de los cencerros sin conseguir ver una sola “verata” (así se llama a la cabra típica de la zona de la Vera), por fin divisamos una de las piaras que suben la sierra en paralelo a nosotros al otro lado de la garganta de La Chilla. El sonido en la sierra se comporta de un modo desconcertante, escuchas las campanas muy cerca pero realmente cuando consigues visualizar al animal, se encuentra al otro lado de la montaña, muy lejos. Ni siquiera con un buen teleobjetivo podemos registrarlas con suficiente definición como para apreciarlas bien; aunque, sí distinguimos entre robles a un cabrero a caballo que acompaña a la piara. Nos gustaría conocerle asi que seguimos el ascenso persiguiendo su sonido.

(picha la imagen para ver la galería completa)