Las escasas lluvias de septiembre permiten las primeras labores de alzado. Arañando o penetrando la superficie, optamos por el milagroso, arado de cohecho que profundiza de 10 a 15 cm. El resto de parcelas, con sólo el contacto del viento, reposan y descansan hasta su siembra directa, barbecho o cualquier otra técnica que precise su cuidado.